El impacto de la crisis financiera mundial sobre la mujer

Petrovac, Montenegro, 26 y 27 de junio de 2009

Resolución

El mundo está atravesando la crisis económica más grave desde la Gran Depresión y puede que sea la peor crisis económica de todos los tiempos. A pesar de la existencia de una selección de impresionantes institutos financieros internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y varios bancos centrales, la crisis económica no se ha podido evitar. Es decir, estos institutos han fallado. Se puede decir que esta crisis es un desastre provocado por el hombre, porque en el sector financiero y económico la mujer todavía no está investida más que de un poder insignificante en todos los niveles y está prácticamente marginada en la toma de decisiones. Sin embargo,  como en crisis financieras anteriores, las mujeres y los niños son los más afectados.

En general, los planes de recuperación nacional dan prioridad al sector industrial. En consecuencia, las empresas que reciben ayuda económica tienen un personal preponderantemente masculino, como por ejemplo la industria de la construcción, el transporte y el automóvil. Lo que quiere decir que se favorece el futuro del empleo masculino sin ofrecer más espacio para la mujer, lo que conduce a una mayor desigualdad de oportunidad para el desarrollo económico de la mujer. Por ejemplo, en Asia es más común que la mujer trabaje en sectores de la economía informal prácticamente sin ninguna seguridad laboral, por lo que son las primeras en caer en el desempleo. En las fábricas los trabajadores sin calificaciones suelen ser mujeres más que hombres y con salarios más bajos, lo que les hace más vulnerables al desempleo sin compensación financiera. En vista de que los trabajadores en el sector de la asistencia social son preponderantemente mujeres, el recorte del gasto público en servicios sociales afecta grave y mayormente a la mujer, debido a un incremento en sus tareas domésticas y profesionales.

Nunca jamás se ha visto que las circunstancias reinantes en los países más ricos hayan afectado tan directamente la vida de tantas personas en los países más pobres del mundo. En numerosos países de los más pobres, las remesas de inmigrantes que trabajan en el mundo desarrollado representan la fuente principal de ingresos familiares. Debido a la subida del desempleo en Europa y América del Norte, las remesas a Latinoamérica, África y Europa Oriental han disminuido considerablemente. Según estudios realizados, cuando los ingresos de una familia bajan, los padres sacan de la escuela a las niñas para que contribuyan a los ingresos familiares. Esto es motivo de gran alarma porque niñas y mujeres pueden acabar siendo víctimas del tráfico con la promesa de encontrar trabajo para luego ser obligadas a trabajar en la prostitución.

Los gobiernos socialdemócratas tienen la obligación moral de evitar que aumente la pobreza, la inigualdad y la marginación. Para acabar con la pobreza global hay que empezar con la mujer. En los países en vías de desarrollo, es más probable que la mujer dedique sus ingresos a la alimentación, la educación y la salud de sus hijos, lo cual a largo plazo reduce la pobreza. Es necesario implementar mejores oportunidades económicas como medida para empoderar a la mujer y a su familia para que puedan combatir la pobreza.

La crisis económica global representa una amenaza para el desarrollo, pero también una oportunidad para que los líderes a nivel mundial puedan llevar adelante un programa de desarrollo. Asimismo, las ayudas al desarrollo, en lugar de ser drásticamente recortadas, deben mantenerse firmes para que los gobiernos puedan lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

Los programas de microcrédito han tenido mucho éxito, poniendo a disposición de las mujeres más pobres pequeños préstamos. Los microcréditos constituyen una ayuda importante para la mujer y necesitan una protección especial durante las crisis económicas.

La crisis actual puede ofrecer una oportunidad para reconocer que ha llegado la hora de que la mujer participe en la gestión de la economía. La mujer tiene derecho a ocupar cargos importantes en la toma de decisiones financieras. Además, es importante resaltar el hecho de que la mujer adopta una postura más cautelosa frente al riesgo. En consecuencia, la inclusión de la mujer en el proceso de toma de decisiones financieras puede traer consigo cambios en las prioridades estratégicas de instituciones financieras, de una manera que beneficie no solamente a la mujer sino al sistema en general.

Además, esta crisis financiera representa una oportunidad para demostrar que otra visión del mundo es posible, un mundo más incluyente en el que la igualdad de género lleve a una implantación duradera y efectiva de los derechos humanos, de la democracia y del buen gobierno.

El presupuesto de género es una aplicación de la transversalidad de género en el proceso presupuestal. Es una evaluación de presupuestos a partir del género, incorporando una perspectiva de género en todos los niveles del proceso presupuestario y reestructurando los ingresos y gastos a fin de promover la igualdad de género. Sin embargo, en vista de que las iniciativas al respecto en muchos países han sido adoptadas fuera del marco de la política macroeconómica, a veces no han beneficiado a la mujer.

La Internacional Socialista de Mujeres (ISM) hace un llamamiento a los gobiernos para que:

  • Aborden la dimensión de género en el contexto del impacto de la crisis económica y su solución;
  • Inviertan en guarderías, la educación, en la asistencia de salud y demás servicios sociales y de esta manera asegurar un igual comienzo en la vida para los hijos de los marginados sociales, disminuir las diferencias sociales injustas y generar trabajo para la mujer;
  • Tomen en cuenta la dimensión de género en la creación de nuevas normas y reglamentos del sistema financiero global;
  • Tomen en cuenta la dimensión de género en la formulación e implantación de planes de recuperación y al invertir en y ayudar económicamente a empresas;
  • Presionen a los institutos financieros internacionales, como el Banco Mundial y el FMI, para que continúen financiando programas de microcréditos que beneficien a la mujer;
  • Aseguren que los presupuestos con enfoque de género se basen en un marco de una política macroeconómica sensible al género;
  • Promulguen leyes para que el presupuesto de género sea obligatorio y para garantizar su estricta ejecución y
  • Llevar a cabo una modificación de los sistemas electorales a fin de garantizar una representación igual de mujeres y hombres en todos los niveles de los órganos responsables de la toma de decisiones, y obligar por ley a aplicar las mismas normas en instituciones financieras y consejos de administración de empresas, sean éstas públicas o privadas.