Democracia paritaria: Gobernando juntos por una cultura de la paz

Bruselas, Bélgica, 7 y 8 de abril del 2000

Resolución

La Internacional Socialista de Mujeres (ISM) reconoce que el nuevo milenio que se inicia en un contexto de globalización económica y profundización de las desigualdades se caracteriza por la persistencia de todo tipo de violencias y por la escasa presencia de mujeres en los lugares donde se toman las decisones políticas que afectan a toda la ciudadanía. La ISM expresa su profunda preocupación ante ambos fenómenos que están estrechamente relacionados y expresa su voluntad de contribuir activamente en la construcción de la Cultura de la Paz, tal como resulta de la resolución de Naciones Unidas y de la Plataforma de Acción de Beijing.

La ISM dice no a la violencia en todas sus formas. Hay que acabar con una dinámica económica y política que aumenta las desigualdades bajo formas cada vez más eficaces y potentes de explotación. Hay que acabar con las prácticas violentas que se producen en todos los ámbitos de la vida personal y colectiva, desde la violencia doméstica contra las mujeres, las violaciones sistemáticas en tiempos de guerra hasta la aplicación en muchos países de la pena de muerte. Hay que luchar contra una cultura patriarcal y violenta que invade el mercado y la educación, las empresas y las relaciones personales y que en muchas ocasiones estalla militarizando la vida de los pueblos.

En la actualidad las guerras causan un 70% de sus víctimas entre las poblaciones civiles y sus consecuencias inmediatas, (hambrunas, enfermedades, migraciones masivas, etc.), afectan a la mayoría de la ciudadanía de cualquier país en conflicto y sobre todo a las mujeres, las/os niñas/os y las/os ancianas/os que están a su cargo. Las guerras, además de las pérdidas de vidas humanas y económicas que producen, destruyen el futuro de generaciones enteras, por lo que se han convertido en una cuestión que atañe a toda la ciudadanía. Las guerras son una cuestión civil que afecta a todos los ciudadanos y con particular énfasis a las mujeres que apenas tienen poder de decisión sobre los asuntos colectivos. Es por eso que en lugar de la cultura patriarcal y violenta hay que construir una auténtica Cultura de la Paz.

Las mujeres que no disponemos de la capacidad de decisión en los asuntos colectivos, que no gobernamos, que no participamos de los beneficios del desarrollo y apenas estamos en el mundo de lo público y que sumamos el deber de cuidar a las familias y a las/os ancianas/os, debemos intervenir en las decisiones que hoy toman unos pocos y que afectan a millones, mediante nuestra presencia en todos los ámbitos de la vida colectiva y sobre todo en los lugares donde se toman las decisiones que afectan negativamente a la vida de todos.

Con el fín de incorporar nuevos valores a la vida política, nuevas formas de solucionar los problemas y contribuir con nuestra fuerza y nuestro saber a erradicar todas las formas de violencia y de discriminación contra las mujeres y así crear un mundo en paz, las mujeres tenemos que compartir el poder.

Las mujeres conocemos el valor de la vida y sabemos el cuidado que requiere que ésta se desarrolle adecuadamente, de la dificultad y el esfuerzo que demanda educar para que los seres humanos lleguen a desarrollarse en plenitud. Para ello nos pronunciamos colectivamente contra una cultura patriarcal que hace de la competencia su método, de la acumulación de riqueza su objetivo y de la virilidad entendida como autoafirmación ante los débiles su bandera. Esta cultura que concibe a las personas, mujeres, hombres y niñas/os, como objetos o mercancías, que destruye los vínculos de solidaridad y calor, sin los cuales es imposible vivir como seres humanos plenos, y que fomenta un odio en espiral que parece llevar a la locura colectiva, corroe los cimientos de toda sociedad al destruir el medio ambiente en el que el ser humano pudiera llegar a desarrollarse como un adulto capaz y libre.

Para ello la ISM:

  • Exige a los partidos miembros de la Internacional Socialista a que adopten dentro de sus estatutos y cartas orgánicas medidas que los comprometan a la profundización de la democracia paritaria en todos los niveles dentro de sus partidos, y dentro de los órganos de representación de la IS, mediante la cuota y la alternancia de los sexos en las listas electorales como con la ley de paridad electoral aprobada en Francia;
  • Urge a los gobiernos a que impulsen la paridad en sus instituciones representativas y en sus órganos de gestión y decisión para asegurar la solución política de los conflictos y para garantizar el fin de la violencia como única forma de abordar la resolución de conflictos;
  • Insta a los gobiernos a que, como instrumento para afrontar conflictos, establezcan en la vida colectiva de las/os ciudadanas/os los principios que tengan en cuenta, en primer lugar, la centralidad de la persona y de sus derechos humanos inalienables y, en segundo lugar, que afirmen una y otra vez los valores de la diversidad como enriquecimiento colectivo y del dialogo y el pacto como normas de conducta;
  • Se compromete a crear espacios de encuentro protegidos para que las mujeres que pertenecen a países o grupos en conflicto puedan trabajar de forma conjunta tanto para la prevención de los conflictos como para su solución dialogada;
  • Se compromete a ofrecer su capacidad mediadora en forma de respuesta rápida y puntual para asistir a nuestras organizaciones miembros ante el inicio de conflictos según los principios de la diplomacia preventiva;
  • Se compromete a sumar sus esfuerzos al de todas las organizaciones y movimientos que trabajan por extender y profundizar en la Cultura de la Paz.