Igualdad de salario, condiciones de trabajo y el trabajo informal

Ciudad de México, México, 01 de junio de 2013

Declaración

En los últimos cuarenta años la entrada masiva de las mujeres al mercado laboral ha ido desestructurando lentamente los pactos en los que se establecían los roles “específicos” de mujeres y hombres.

Actualmente los hombres no son los únicos proveedores pues existe un gran número de familias en las cuales la encargada de la manutención es la mujer, o bien es quien recibe un sueldo mayor.

Desafortunadamente esta situación no la encontramos en los espacios domésticos, pues los hombres no se han involucrado de la misma manera en las tareas del hogar y de cuidado, propiciando que las mujeres trabajen dobles y hasta triples jornadas laborales. En consecuencia las mujeres deben dedicar mayor tiempo al trabajo doméstico lo que limita su participación en el mercado laboral, situándolas en condiciones de desventaja con respecto a los hombres y limitando su autonomía económica.

Asimismo, al entrar al mercado de trabajo no encuentran una igualdad de condiciones y oportunidades de desarrollo, pues se insertan desde un marco de desprotección, inequidad salarial y en ocasiones informalidad, además de las barreras que les impiden ascender y capacitarse.

Igualmente existe una marcada segregación ocupacional, las mujeres en aproximadamente un 80% se encuentran laborando en el sector de servicios predominantemente en labores como servicio social, salud, comercio al por menor, servicios doméstico a particulares, entre otros, donde al interior se reproducen los esquemas, roles de género y son mal remunerados.

Esta segregación tiene su origen en gran cantidad de prejuicios sobre los trabajos que debe realizar una mujer y un hombre, lo que se traduce en la escasa presencia de las mujeres en otros sectores preponderantemente masculinos.

Como resultado encontramos una amplia participación de mujeres en un reducido número de ocupaciones que se han ido devaluando social y económicamente a medida que se han ido feminizando, tal como se puede observar en carreras como la enfermería o la docencia.

Mejorar la situación laboral de las mujeres tanto en lo correspondiente al trabajo doméstico como el extradoméstico, siguen siendo temas pendientes en la agenda internacional, máxime cuando el trabajo remunerado es la vía para que las mujeres encuentren su autonomía económica y por ende su independencia y libertad, es decir parte importante del empoderamiento para la toma de decisiones.

Otro problema importante del ámbito laboral es la brecha salarial, misma que está determinada por la forma en la cual las mujeres acceden al mercado laboral, donde podemos encontrar una serie de factores y acciones que generan desigualdad y discriminación principalmente hacia las mujeres.

Entre los factores que generan mayor desigualdad y que propician la brecha salarial entre las y los trabajadores observamos; la escasa participación de los hombres en el espacio doméstico para la realización de tareas del hogar y de cuidado. Esta situación ha generado que las mujeres continúen siendo las únicas responsables de dichas tareas, lo que impiden el uso de tiempo para tareas extradomésticas y limita su crecimiento.

Otro factor es la segregación ocupacional. Las mujeres se han insertado a sectores y niveles laborales menos apreciados y por ende menos remunerados. Además actualmente la cultura laboral requiere de una dedicación plena al trabajo con horarios extendidos, mismos que afectan de sobremanera a las mujeres por razones de conciliación entre la vida laboral y familiar, en este sentido las mujeres trabajadoras solicitan empleos de tiempo parcial, con el fin de empatar sus tareas, lo que afecta en gran manera la retribución salarial.

La cultura imperante en el ámbito laboral y la falta de oportunidades para las mujeres, inciden en que el trabajo informal este conformado en su mayoría por una población femenina. Es cierto que en épocas de crisis como la que a nivel mundial se sufre desde 2008, la cifra de personas que se insertan en el mercado informal crece aceleradamente, sin embrago, al desagregarla por sexo encontramos un mayor número de mujeres.

Es trascendental destacar que quienes laboran en el mercado informal, carecen de seguridad social, prestaciones, guarderías para el cuidado de sus hijos/as y un sueldo periódico con el cual cubrir sus necesidades básicas, además de que día a día se enfrentan a medios hostiles y corruptos.

A la fecha se cuenta con un importante conjunto de tratados y convenciones internacionales que obligan a la comunidad internacional a implementar acciones para eliminar cualquier forma de discriminación y violencia hacia a las mujeres en el empleo. La CEDAW señala en su artículo 11 “…los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la esfera del empleo a fin de asegurar a la mujer, en condiciones de igualdad con los hombres, los mismos derechos”.

Sin embargo, aún con los instrumentos internacionales y los compromisos asumidos por diferentes países, en los espacios laborales a nivel mundial se continúa discriminando y violentando a millones de mujeres, perpetuando la desigualdad de género.

En este sentido, la Internacional Socialista de Mujeres (ISM) llama a los Gobiernos y a los Partidos Miembros de la Internacional Socialista, así como a las ONGs con similares principios que la ISM a:

Impulsar la elaboración de análisis sobre la situación de las mujeres en el ámbito económico, con el fin de promover políticas y acciones afirmativas para el cierre de brechas de desigualdad de género y así avanzar hacia una igualdad sustantiva en el acceso a empleos permanentes, remuneración, protección, ascensos y puestos de dirección;

Implementar políticas con perspectiva de género dirigidas a la creación de empleos para fortalecer la agencia económica de las mujeres;

Adoptar nuevos esquemas laborales que promuevan la corresponsabilidad entre la vida laboral y familiar;

Erradicar las prácticas machistas y discriminatorias en el ámbito laboral como el acoso y hostigamiento sexual, por medio de políticas de prevención y mecanismos de atención y sanción de estas prácticas;

Promover la capacitación, formación de las mujeres en empleos y ocupaciones no tradicionales, a fin de ampliar, mejorar sus opciones laborales y habilidades, así como impulsar la capacitación técnica en sus espacios de trabajo que les permita obtener ascensos y crecimiento laboral;

Generar alternativas de protección a la maternidad, remuneración y seguridad social para las trabajadoras del sector informal;

Promover la paridad de género en los cargos de dirección de empresas, dependencias públicas y organizaciones sociales de trabajadores/as;

Asegurar el acceso de las mujeres al mercado laboral en condiciones de igualdad, mediante políticas de reducción de la segregación en las ocupaciones y puestos; y

Avanzar hacia el cierre de la brecha salarial, con el fin de que las mujeres alcancen la igualdad en la remuneración.

 

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